A la mañana, el ruido del teléfono sonando
despertó a Hazel, no pudo ir a atender, pero escuchó el mensaje de voz. Era el
padre de Gus, diciéndole que encontró en el hospital un anotador con varias
hojas cortadas, pero no estaban por ningún lado. Entonces a Hazel se le ocurrió
que tal vez estén en el Corazón Literal de Jesús, y que las haya dejado allí el
Último Día Bueno. Recogió a Isaac y fueron hasta allí veinte minutos antes de
que empiece la clase. Buscó por todos lados, pero no estaba allí. Hazel se
quedó en la clase, y al concluir, fue a su casa.
Cuando llegó, cansada, Hazel le dice que no
va a cenar, pero la madre se lo niega y le dice que no se va a morir de hambre
solo porque Gus murió. Hazel se irritó y le gritó que es su vida, y que ellos
como padres no iban a poder estar todo el tiempo pendiente de ella, que la tenían
que dejar ser, y que en algún momento moriría y ellos ya no tendrían vida,
aunque se arrepintió de decirlo justo cuando terminó. El padre –como de
costumbre- se largó a llorar y la madre empezó a discutir con ella. Al final,
le confesó que está hace un año estudiando para sacarse un máster en trabajo
social. Hazel lloraba de la emoción, su madre iba a tener una vida después de
su muerte. Hicieron los pases y miraron realities juntas.
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